lunes, 29 de noviembre de 2010

Valores Religiosos

Fin Objetivo: Dios
Fin Subjetivo: Santidad
Actividades: Culto interno y externo, virtudes sobrenaturales
Preponderancia: Toda la persona dirigida por la Fe.
Necesidad que satisface: Autorrealización
Tipo de Persona: Santo
Ciencia que lo estudio: Teología


Valores Estéticos

Fin Objetivo: Belleza
Fin Subjetivo: Gozo de la armonía
Actividades: Contemplación, creación, interpretación
Preponderancia: Toda la persona ante algo material.
Necesidad que satisface: Autorrealización
Tipo de Persona: Íntegra
Ciencia que lo estudio: Estética




Crítica constructiva: Se puede definir como todo aquel discernimiento que solemos realizar, con el objetivo de ayudar a los demás. Se la considera como una actitud madura, responsable y llena de respeto hacia quienes esta dirigida.

Su valor se funda básicamente en el propósito de lograr un cambio favorable que beneficie a cada una de las personas involucradas en determinadas circunstancias, en sentido de colaboración y respeto fundamentalmente. Sin embargo, hay que tener en cuenta que a veces corremos el riesgo de sujetarnos a este único punto de vista, sin tener presente cuales son verdaderamente las necesidades de los demás.

Es por ello, que esta actitud de criticar constructivamente desarrolla valores muy importantes como lo son la lealtad, honestidad, sencillez, respeto y la amistad. Siempre debemos dejarle en claro al receptor de que nuestra intencionalidad es criticar para construir y de esa manera cambiar y mejorar nuestra forma de vida. Todo ello evitará malos entendidos y una mejor predisposición del sujeto a recibirlo.

Por lo general, nos ocurre que manifestamos inconformidad casi de todo, lo que tiende a realizar una crítica en forma de oposición y rechazo a todo aquello que nos disgusta; es decir hablamos sin fundamentos como simples autoridades competentes. Y por lo tanto son pocas las veces que realizamos un juicio objetivo y valiente sobre nuestro comportamiento y modo de pensar.

Las críticas que realizamos son porque no nos gusta la forma en la que se trabaja en el ámbito diario en el que nos encontramos, calificamos negativamente a nuestros colegas, señalando sus defectos, costumbres y hábitos de nuestros conocidos y amigos, nos enfurecemos cuando en casa las cosas no se hacen a nuestro antojo. Sin embargo, todas ellas son críticas duras y severas hacia personas que conocemos y lugares al que concurrirnos. La cuestión sería preguntarnos si todas estas opiniones negativas son favorables o constructivas en algo.

No debemos olvidarnos que las actitudes honestas, leales y sencillas; determinan que nuestras críticas adquieran valor. Si hay determinadas cosas que nos incomodan, la acción más acertada es acercarnos a los interesados y expresarles abiertamente nuestro punto de vista, logrando que ellos dispongan de su escucha y obtengamos un resultado provechoso para todos.

Ser autocríticos, es evaluar con sencillez y valentía nuestro modo de ser, para concretar finalmente los propósitos que nos ejerciten el verdadero valor de la crítica constructiva. Por ejemplo; escuchar y preguntar a las personas tratando de evaluar cada situación que se presenta, para obtener los elementos que formaran un juicio correcto y acertado para la misma.

Además, debemos tener en cuenta que para ayudar a los demás debemos examinarnos a nosotros mismos, y no criticar por el solo hecho sin saber si no poseemos o hacemos los mismos errores.

Descubre siempre todo lo bueno de las personas y de las cosas. Medita tus intenciones y sentimientos antes de pronunciar algo que no tenga vuelta atrás, remitiéndote a los hechos y no a simples suposiciones. Y lo más importante es que para mejorar tu mismo, debes aceptar con madurez todo tipo de críticas y comentarios que hacen a tu persona.

En conclusión, la reflexión es el camino que debe adoptarse para formular de manera responsable cualquier tipo de crítica. El respeto que debemos a las personas se manifiesta procurando su mejora individual. Finalmente, ello nos llevará a actuar con justicia, convirtiéndose en una actitud de servicio e interés hacia nuestros pares.

SERVICIO

Servir implica ayudar a alguien de una forma espontánea, es decir adoptar una actitud permanente de colaboración hacia los demás. Una persona servicial supone que traslada esta actitud a todos los ámbitos de su vida: en su trabajo, con su familia, ayudando a otras personas en la calle, cosas que aparecen como insignificantes, pero que van haciendo la vida más ligera y reconfortante. Es posible que recordemos la experiencia de algún desconocido que apareció justo cuando necesitábamos ayuda, que luego después de ayudarnos, se perdió y no supimos nada más.

Las personas que son serviciales están continuamente atentas, observando y buscando la oportunidad para ayudar a alguien. Siempre aparecen de repente con una sonrisa y las manos por delante dispuestos a ayudar, en todo caso, recibir un favor hace nacer en nuestro interior un profundo agradecimiento.

La persona servicial, ha superado barreras que parecen infranqueables para las otras personas:

- El miedo a convertirse en el que “siempre hace todo”, en el cual, las otras personas, descargarán parte de sus obligaciones, aprovechándose de su buena predisposición. Ser servicial no es ser débil, incapaz de levantar la voz para negarse, al contrario, por la rectitud de sus intenciones sabe distinguir entre la necesidad real y el capricho.

- Muchas veces nos molestamos porque nos solicitan cuando estamos haciendo nuestro trabajo, o relajados en nuestra casa (descansando, leyendo, jugando, etc).

En estos momentos pensamos ¡Qué molesto es levantarse a contestar el teléfono, atender a quien llama la puerta, ir a la otra oficina a recoger unos documentos... ¿Por qué “yo” si hay otros que también pueden hacerlo?

En este sentido, poder ser servicial implica superar estos pensamientos y actitudes, en otras palabras, quien supera la comodidad, ha entendido que en nuestra vida no todo está en el recibir, ni en dejar la solución y atención de los acontecimientos cotidianos, en manos de los demás.

- A veces se presta un servicio haciendo lo posible por hacer el menor esfuerzo, con desgano y buscando la manera de abandonarlo en la primera oportunidad. Alli se manifiesta la pereza, que también impide ser servicial. Es claro que somos capaces de superar la apatía si el favor es particularmente agradable o de alguna manera recibiremos alguna compensación. ¡Cuántas veces se ha visto a un joven protestar si se le pide lavar el automóvil...! pero cambia su actitud radicalmente, si existe la promesa de prestárselo para salir con sus amigos.

Cada vez que ayudamos a alguien, por pequeño que sea, nos proporciona esa fuerza para vencer la pereza, dando a quienes nos rodean, un tiempo para atender otros asuntos o simplemente, descansar de sus labores cotidianas.

La base para vivir este valor es la rectitud de nuestras intenciones, porque es evidente cuando las personas actúan por interés o conveniencia, llegando al extremo de exagerar en atenciones y cuidados a determinadas personas, por su posición social o profesional, al grado de convertirse en una verdadera molestia. Esta actitud tan desagradable no recibe el nombre de servicio, sino de “servilismo”.

Algunos servicios cotidianos están muy relacionados con nuestros deberes y obligaciones, sin embargo, siempre lo relegamos a los demás o no tomamos conciencia de la necesidad de nuestra intervención:

- Pocos padres de familia ayudan a sus hijos a hacer los deberes escolares, pues es la madre quien siempre está pendiente de esa cuestión. Darse tiempo para hacerlo, permite al cónyuge dedicarse a otras labores.

- Los hijos no ven la necesidad de colocar la ropa sucia en el lugar destinado, si es mamá o la empleada del hogar quien lo hace regularmente.

Algunos otros detalles de servicio que pasamos por alto, se refieren a la convivencia y a la relación de amistad:

- No hace falta preocuparse por preparar la cafetera en la oficina, pues (él o ella) lo hace todas las mañanas.

- En las reuniones de amigos, dejamos que (ellos, los de siempre) sean quienes ordenen y recojan todo lo utilizado, ya que siempre se adelantan a hacerlo.

Estas observaciones nos demuestran que no podemos ser indiferentes con las personas serviciales, todo lo que hacen en beneficio de los demás requiere un esfuerzo, el cual muchas veces, pasa desapercibido por la forma habitual con que realizan las cosas.

Ello supone que, como muchas otras cosas en la vida, adquirir y vivir un valor, requiere estar dispuestos y ser conscientes de nuestras acciones, orientadas hacia ese objetivo. Al respecto debemos realizar algunas consideraciones:

- Realizar esfuerzos por descubrir aquellos pequeños detalles de servicio en lo cotidiano y en lo común: ceder el paso a una persona, llevar esos documentos en vez de esperar que lo haga otro, ayudar en casa a juntar los platos y lavarlos, mantener ordenado el cuarto o mis objetos personales en el trabajo. Estas actitudes nos capacitan para hacer un mayor esfuerzo en lo sucesivo.

- Nunca prestamos atención, pero los demás hacen muchas cosas por nosotros sin que solicitemos su ayuda. Cada una de estas pequeñas situaciones pueden convertirse en un propósito y una acción personal.

- Debemos dejar de pensar que “siempre me lo piden a mí”. ¿Cuantas veces te niegas a servir?... seguramente muchas y frecuentemente. Existe un doble motivo para esta insistencia, primero: que nunca ayudas, y segundo: se espera un día poder contar contigo.

- Si algo se te pide no debes detenerte a considerar lo agradable o no de la tarea, por el contrario, sin perder más tiempo necesitas emprender la tarea que se te solicitó.

Todo esto nos lleva a una conclusión: esperar a recibir atenciones tiene poco mérito y cualquiera lo hace, para ser servicial hace falta iniciativa, capacidad de observación, generosidad y vivir la solidaridad con los demás, haciendo todo aquello que deseamos que hagan por nosotros, viendo en los demás a su otro yo.


jueves, 25 de noviembre de 2010


¿Cómo valora el ser humano?


El proceso de valoración del ser humano incluye una compleja serie de condiciones intelectuales y afectivas que suponen: la toma de decisiones, la estimación y la actuación.

Las personas valoran al preferir, al estimar, al elegir unas cosas en lugar de otras, al formular metas y propósitos personales.

Las valoraciones se expresan mediante creencias, intereses, sentimientos, convicciones, actitudes, juicios de valor y acciones.

Desde el punto de vista ético, la importancia del proceso de valoración deriva de su fuerza orientadora en aras de una moral autónoma del ser humano.

¿Cuáles tipos de valores existen?


No existe una ordenación deseable o clasificación única de los valores; las jerarquías valorativas son cambiantes, fluctúan de acuerdo a las variaciones del contexto. Múltiples han sido las tablas de valores propuestas.

Lo importante a resaltar es que la mayoría de las clasificaciones propuestas incluye la categoría de valores éticos y valores morales.

(a)valores de lo agradable y lo desagradable

(b) valores vitales

(c) valores espirituales: lo bello y lo feo, lo justo y lo injusto, valores del conocimiento puro de la verdad

(d) valores religiosos: lo santo y lo profano.

¿Cuáles son las características de los valores?

La humanidad ha adoptado criterios a partir de los cuales se establece la categoría o la jerarquía de los valores. Algunos de esos criterios son:

  • Durabilidad: los valores se reflejan en el curso de la vida. Hay valores que son más permanentes en el tiempo que otros.

  • Integralidad: cada valor es una abstracción íntegra en sí mismo, no es divisible.

  • Flexibilidad: los valores cambian con las necesidades y experiencias de las personas.

  • Satisfacción: los valores generan satisfacción en las personas que los practican.

  • Polaridad: todo valor se presenta en sentido positivo y negativo; todo valor conlleva un contravalor.

  • Jerarquía: hay valores que son considerados superiores (dignidad, libertad) y otros como inferiores (los relacionados con las necesidades básicas o vitales).

  • Las jerarquías

    De valores no son rígidas ni predeterminadas; se van construyendo progresivamente a lo largo de la vida de cada persona.

  • Trascendencia: los valores trascienden el plano concreto; dan sentido y significado a la vida humana y a la sociedad.

  • Dinamismo: los valores se transforman con las épocas.

  • Aplicabilidad: los valores se aplican en las diversas situaciones de la vida; entrañan acciones prácticas que reflejan los principios valorativos de la persona.

  • Complejidad: los valores obedecen a causas diversas, requieren complicados juicios y decisiones.

  • domingo, 7 de noviembre de 2010

    La Dimensión Filosófica de los Valores.

    Tocando a grandes rasgos la ética y la moral, aquella parte de la filosofía llamada práctica, destinada al estudio teórico de las acciones morales. Como disciplina independiente separada del estudio de la naturaleza por Aristóteles, cuya obra más famosa, Ética Nicomaquea, abarcó un conjunto de temas que excedían en mucho el restringido campo de la moralidad.

    En efecto, responde a la problemática inaugurada por Sócrates y Platón, que consistiría en lo siguiente: ¿De qué manera es necesario que un hombre viva su vida? , para dar respuesta a esta pregunta, no es necesario analizar todos los principios generales, sino reflexionar personalmente sobre la escala de valores en relación a la propia vida individual como integrante de una sociedad, y de una familia.

    La Ética como disciplina filosófica o científica, es una disciplina autónoma, que tiene por finalidad la construcción metódica de la estructura argumentativa o práctica nacional de la moralidad, entendiéndose en este campo, las obligaciones incondicionales que forman el ámbito de la acción social y política. Finalmente, estudio y análisis de los hechos reales, esto es existenciales históricas, culturales, sociales y políticas, donde se aplican la moral universal, especialmente en el mundo de la fe católica y Latinoamericano, el hombre o sujeto moral es formado mediante la educación religiosa, cultural, y en general en conocimientos históricos, los que impriman una IDENTIDAD CON VALORES HUMANOS que constituye su real naturaleza “La Moral, de la que no debe apartarse el hombre en toda su vida terrenal».

    La Comunicación Social y los Valores Humanos.

    La Comunicación como dice el Diccionario de Lengua Española, es un conjunto de técnicas que permiten la difusión masiva de mensajes escritos, orales, audiovisuales, a una audiencia numerosa y heterogénea y correos, teléfonos, fax, televisión, periódicos, revistas, Internet, a los cuales tiene acceso un público diverso: Niños, hombres, mujeres, ancianos de diferentes estratos sociales y de educación.

    Las comunicaciones masivas, tratándose de seres humanos con inteligencia, voluntad, libertad y razonamiento deben tomar muy en cuenta la moral para transmitir en forma positiva constructiva y formativa que permitan alcanzar el objetivo de cada país de cualquier parte del mundo una comunicación humana y cristiana, usando el vocabulario imágenes y la escritura, sin olvidar que va dirigido al hombre como persona con cuerpo, alma, espíritu que merece todo respeto y ayuda en su formación como ciudadano integrante de una familia, y de una sociedad.

    La Tecnología Moderna y los Valores Humanos.

    Las tecnologías modernas, son los medios materiales y organizaciones estructurales que sirven para aplicar los recientes descubrimientos científicos. Son un conjunto de instrumentos y de medios que se aplican en los procesos de diferentes ramas de la industria del sector productivo de bienes y servicios. Uno de los instrumentos que ha revolucionado la producción y distribución de bienes y servicios son las Importadoras Electrónicas a través de su dispositivo el Ship de Silesio.

    El uso actual de Páginas Web y Correo Electrónico, Internet, abarcan millones de usuarios que navegan en el Internet noche y día para bajar una serie de informaciones de diversa naturaleza, razón fundamental para los autores que publican, cultura, imágenes, publicidad, marketing, etc.

    Se sujete a los principios morales, debido a que los usuarios son niños, adultos de diferentes niveles de cultura que hacen uso de dichas informaciones para su vida laboral, familiar, y social y política.

    Luego de este preámbulo, analicemos un poco sobre los valores humanos propiamente dichos a la luz de la cultura general y la doctrina cristiana.

    domingo, 31 de octubre de 2010

    DESPRENDIMIENTODESPRENDIMIENTO

    DESPRENDIMIENTODESPRENDIMIENTO

    Es un valor, cuya función principal es enseñarnos a utilizar correctamente nuestros bienes y recursos evitando apegarse a ellos, los cuales muchas veces pueden llegar a estar al servicio de los demás. El desprendimiento definitivamente, nos educará para no girar en torno de las cosas materiales y pongamos el corazón en las personas.

    Dos cuestiones fundamentales en este valor, son superar el egoísmo e indiferencia al que acostumbramos a dejarlos como parte de nuestro ser. Para ello debemos reconocer que todos tenemos necesidades y en algunos casos, carencias. Lo bueno es dejar de lado, todo lo que nos hace ser indiferentes, para colaborar en el bienestar de los demás.

    La importancia que le cedemos a las cosas, el uso que hacemos de ella y la intención que tenemos para ponerlas al servicio de los demás, son algunos aspectos que hacen al valor del desprendimiento.

    Recuerda, los esfuerzos que hacemos a diario para poseer todo aquello que soñamos… son muchas veces bienes materiales, que nos crean una falsa ilusión y al cual pretendemos darle el valor de cubrir con nuestro vacío interior. Por ello, no dejemos que estas simples cosas se conviertan en los afectos en el orden principal, dejando de lado a las demás personas y su bienestar.

    Debemos tener en cuenta, que el cuidar de nuestras cosas y el buen uso que hacemos de ellas, no tienen nada que ver con el afecto denominado apego a las cosas materiales. Y justamente se origina en los recuerdos y el valor económico que generó la adquisición de los mismos.

    Justamente, el desprendimiento es el valor que nos ayuda a superar el aprecio y el sentimiento de posesión y exclusividad hacia determinadas cosas, para ofrecerlos gratamente a los demás.

    Este valor, cabe aclarar muchas veces se presta a confusión con el solo hecho de deshacernos de todo aquello que no utilizamos y no lo pensamos volver a manipular. Pero esa actitud, lo único que hace es manifestar hacia la persona que lo recibe, poco respecto por parte nuestra.

    Otra cuestión a tener en cuenta, es que este valor se centra en otros recursos más allá de los materiales. Por ejemplo: son importantes los momentos que brindamos en cuanto a nuestros conocimientos, cualidades y habilidades; hacia las otras personas. Pero siempre ello implica dejar de lado nuestro tiempo de ocio y descanso, preferencias y comodidades, para ayudar a quien lo necesite.

    Por ello, consideramos que el desprendimiento es una entrega totalmente generosa de lo que posemos y que por ende no tiene medida para su cumplimiento. Ejemplos de este valor podrían ser siempre de acuerdo a tus posibilidades, el cumplimiento en distintas obras de beneficencias, enseñar y aprender de todo lo que sabes hacia los demás, regalar cosas a las cuales considerar que son un apego, decir sí aunque te cueste cuando te pidan algo prestado, entre otras cosas.

    En pocas palabras, este valor nos ayuda a nosotros y por ende sociedad en su conjunto, ya que nos permite crecer como personas siendo más bondadosas y generosas. A su vez sentiremos que todos nuestros círculos íntimos (amigos y familiares) mejoraran relacionalmente y nos hará personas más actuantes desde el corazón.