viernes, 1 de octubre de 2010


Muchas veces los hemos sentido nombrar e incluso los habremos leído pero ¿sabemos cuáles son los valores universales? Pero más importante aún es la pregunta ¿qué son los valores universales? Dos preguntas que en más de una ocasión me han planteado pero para discutir sobre ese asunto ya que la moral y ética de cada uno de nosotros entra en este juego y como sabemos, nadie piensa igual.

Debemos comenzar por diferenciar que es un valor y que es una norma pues son dos términos que solemos confundir cuando hablamos de estos temas. La norma es una regla impuesta para que nos comportemos de una forma determinada, respetando ciertos ordenamientos generalmente jurídicos, que se crean para el correcto funcionamiento de una sociedad.

Los valores en cambio los asumimos de forma personal y son los que determinan nuestras actitudes y con ello, podemos ser juzgados como buenos o malos por una sociedad pero no necesariamente debemos ser penalizados por las normas. Los valores los sobreentendemos como “reglas” explícitas de cómo debemos comportarnos para poder vivir en armonía con quienes nos rodean. Ahora bien ¿cuáles son los valores universales?

Si bien existen una serie de valores predefinidos, la lista puede ampliarse o reducirse según quien la escriba. Los valores universales que no pueden faltar a la hora de analizarlos son los siguientes:
  • La honradez, una de las mayores virtudes del ser humano pues incluye la confianza que se le puede tener a esa persona en todo ámbito de la vida.
  • La bondad, que se entiende como el valor supremo de la conducta humana. Gandhi es en este sentido, el ejemplo más claro que podemos encontrar a lo largo de toda la Historia.
  • La solidaridad, la cooperación para con otras personas es clave para que todos juntos podamos lograr los objetivos y mejorar día a día.
  • La libertad, uno de los “tesoros” que no podemos perder los seres humanos, poder decidir por nosotros mismos, tener la posibilidad de optar en todos los aspectos de nuestra vida.
  • El respeto, reconociendo así la dignidad y los derechos de todas las personas.
  • El amor, la fuerza de la unión y la armonía que nos permite sentirnos seguros de nosotros mismos entre una gran cantidad de sensaciones más que nos despierta. Hay que aclarar que no es exclusivo para el amor hacia una pareja, sino que aquí se integra el amor en el sentido más amplio de la palabra.
  • La tolerancia, tener la capacidad de escuchar a los demás y respetar sus opiniones.
  • La paz, que nos garantiza la armonía a todos los seres humanos.
  • La responsabilidad, teniendo capacidad de asumir tareas y compromisos cumpliendo con ellos.

Los valores religiosos y morales son y deben ser los más importantes, porque se refieren a la dimensión decisiva de la existencia humana: su relación temporal y eterna con Dios y con los otros seres humanos. Luego siguen los valores del espíritu, que incluyen la disciplina mental para acceder a la verdad, para “retenerla” con una buena memoria y expresarla de modo claro y honesto; la fuerza de voluntad, que permite comprometerse en el trabajo, en el estudio o en las mil actividades de la vida familiar; la solidaridad, que lleva a los hombres a unir sus esfuerzos en la construcción de un mundo más acogedor; la justicia, que permite no sólo respetar los acuerdos o los derechos ajenos, sino promoverlos allí donde todavía son pisoteados... La lista podría ser muy larga, pero da una idea de lo urgente que es elaborar buenos programas de formación en los valores.

Una sociedad que sepa proponer un programa exigente y completo de valores, apoyados y vividos desde una educación para la virtud, permitirá que los niños, adolescentes, jóvenes y adultos maduren cada día en su humanidad, vivan abiertos a los demás, y se preparen en serio a la meta en la que se decide, para siempre, el bien verdadero de cada uno de nosotros: el encuentro eterno con Dios. ¿No debería ser esa la señal inequívoca de que hemos sabido ofrecer un buen programa de formación en los valores?

domingo, 19 de septiembre de 2010


Distintas posiciones filosóficas y antropológicas han sostenido diferentes posturas acerca de su definición y realidad. Aquí solo vamos a mostrar las dos posiciones que nos parecen más interesantes o que han creado controversia.

Uno de los puntos de vista defiende la existencia de los valores por si mismos, independientemente de todo e independientemente de que el hombre los perciba o no. Por otro lado, está la teoría que sostiene, que los valores son producto de la capacidad intelectual del hombre.

En nuestra opinión, ambas posiciones poseen un criterio válido, ya que las cosas no existen con independencia de sus valores, y los valores no existen sin un sustrato que los mantenga. La persona valora las cosas, y el objeto o cosa ofrece un fundamento para ser valorado. La capacidad intelectual del Homo Sapiens ha de servirle para descubrir por qué una cosa es buena. Pero este descubrimiento solo es posible a quien contempla el mundo de forma positiva, a quien previamente ha comprendido que todo lo que nos rodea tiene una finalidad, un sentido, una razón de ser y que es buena.

Luego de todo esto, podemos concluir que valor es todo aquello que hace a las cosas buenas.

domingo, 12 de septiembre de 2010


Si queremos educar en valores debemos tener un comportamiento valioso.

La escuela no debe separarse de la familia.

Es importante poner amor cuando se intenta educar en valores.

La crisis de valores no es un aspecto ajeno a la intimidad humana, porque nace fundamentalmente de la ignorancia.

Hay que recuperar la cultura del esfuerzo.

En cada cultura los valores tienen una cotización diferente.
Qué es un valor? y, ¿cuáles son las causas de la crisis de valores? Fueron los cuestionamientos del Dr. Aquilino Polaino-Lorente, al hablar de “Valores, un Proyecto de Vida”,
Señaló que un valor es un aspecto del bien, es una perfección, la motivación para hacer algo, la norma o conciencia personal. En este sentido, dijo: “El tener más valores nos hace más perfectos” y cuando se vive ese valor como forma de vida cotidiana se hace una virtud, lo que supera a cualquier valor porque éste es general, existe lo viva la persona o no. En cambio, una virtud forma parte del ser humano en particular.
Consideró que el valor es la madre de la motivación “porque nos motiva lo que vale”. Por eso, dijo, “A los valores les debemos cierta estima, porque son aspectos, representaciones, estimaciones del bien”.
Explicó que ante los valores existen dos puntos que hace que nos confundamos: el aspecto objetivo (lo intrínseco del valor) y el aspecto subjetivo (porque pueden cambiar).
“No hay relativismo en los valores, éstos pueden estar a la alza o a la baja en cada persona”, dijo.
Al referirse a la crisis de valores, el Dr. Polaino-Lorente consideró que ésta no es ajena a la intimidad humana, porque fundamentalmente nace de la ignorancia.
Destacó que algunas de las causas de esa crisis de valores son: La desorientación, porque no hemos elegido o jerarquizado nuestros valores. La confusión, porque según palabras de Eliot, para qué sirve tanta información y que poca ciencia y tanta ciencia y que poca sabiduría. La ignorancia de sí mismo. La ausencia de modelos en los que los valores se observen ya realizados; “pues sirve poco enseñar valores sino están en nuestro comportamiento. Cada maestro es líder y los niños los observan, si queremos educar en valores debemos tener un comportamiento valioso”.
Otra causa de esta crisis es que los alumnos no se conocen a sí mismos, sus valores fuertes y sus limitaciones “conocer a los demás y enseñarlos a que se conozcan es educar en valores”.
“La contraposición entre valores y antivalores a los que se está sometido”, es causa de la misma crisis.
LOS VALORES en
LA EDUCACION



La educación en el proceso de integración es continua desde la etapa inicial del niño y su función es formarlo con una conducta basada en valores como lo son el respeto, la honestidad, responsabilidad, cooperación identidad nacional, solidaridad entre otros, para así estén preparado para la participación e incorporación a la sociedad en esta investigación los alumnos, nosotros los docente y comunidad somos las piezas claves para alcanzar dichas metas ya que cumplimos con el deber de organizar, dividir e evaluar y sobre toda las cosas colaborar con la educación de nuestros niños.

También nosotros los docente ejecuta roles muy importante como lo son ser facilitador, orientador experto, modelo asesor innovador y pensador, promotor social basándose en la inquietudes del niño y le entrega las herramientas para la vida que van a ser utilizadas por ellos para integrarse en la vida social de una manera acorde.

La educación en valores dentro del ámbito educativo es un tareas bastante complejas que implica buscar las vías para así llegar a cada una de las áreas sociales del estudiantes con una comunicación acorde donde se puedan conseguir y crear espacios que estén involucrados el educador educando y la comunidad donde se esté valorando las diferentes relaciones personales que surgen de una manera constructiva y sean positiva.

Es por ello que la educación debe estar basada en valores morales que suponen la comprensión y adquisición de conceptos y formas de actuar de acuerdo con valores sociales de responsabilidad, solidaridad, participación, respeto, justicia, deben conducir a un desarrollo de una moral autónoma, que conlleve una verdadera actitud democrática. Este es el objeto que se persigue al incluir el eje de valores en el currículo de la escuela básica, a fin de fomentar la reflexión permanente sobre situaciones que contribuyan a crear actitudes criticas frente a nuestra sociedad.



Valores EN LA SOCIEDAD

¿Qué son los valores?...

Podrían ser cualidades, costumbres, mitos, pero lo que sí, es que cada quién como individuo elige los valores que quiere mostrar ante una sociedad que juzga; porque no mencionarlo, la falta de valores, pero; ¡Quién decide que es los que esta bien o está mal! pero ¿es alguien tan perfecto como para poder juzgar a los demás por sus actos y falta de valores, sin caer en los mismos errores?, creo que la respuesta a estas preguntas es que cada quien cree lo que quiere en la vida y para eso hay opciones.
Hay quienes se basan en los valores humanos, que sólo perseveran buscando la estabilidad y el reconocimiento ante una sociedad que no perdona y sólo tiene memoria para recalcarte tus errores sin ver tus aciertos, que no respeta tu libre albedrío , que sólo enjuicia, dice y trata de lo que esta bien o está mal, sin tomar en cuenta causas y efectos, los valores humanos fallan porque no hay nadie perfecto, ni esa persona en la que tanto confías porque como todo ser humano en algún momento deja todo por nada, falla y comete errores, por lo cual poco a poco va hacia la decadencia, al creer que no hay quien merezca tu ilusa perfección, pero los seres humanos también culpan al otro de sus errores, de su desequilibrio, siendo que el equilibrio es uno mismo; pero no, la sociedad solo juzga y pide cuentas.
Pero también hay quien cree en el valor espiritual, en el que hay un ser supremo que te guía y sabe que existe un destino, en el que hay miedos, pero en el que hay que recorrer los caminos solo con fe, en el que nuestro ser supremo olvida y perdona y respeta nuestro libre albedrío, que entiende nuestras necesidades de ser escuchados y de afecto, el que no modifica sus valores porque todos llevan a una meta. Ese ser supremo en el que se cree pregunta el ¿por qué?, no tiene juicios, tiene preguntas.
Así cada persona tiene los valores que demuestran realmente en sociedad y no de los que algunos se mofan pero en realidad carecen…

Para poseer la virtud, RECIPROCIDAD TERRENAL, los comportamientos más importantes que se deben tener son::

1- Respetar a nuestra Madre Tierra evitando el contaminarle sus aguas, suelos y atmósfera.

Entre más la contaminemos, más contaminación recibiremos nosotros mismos, y como consecuencia, más enfermedades y calamidades. Entre más contaminemos la atmósfera, más calentaremos la superficie terrestre en sus aguas, suelos y aires, haciendo que se desequilibrien sus condiciones, y provocando con ello enormes trastornos y daños al sistema y a todos los seres vivientes.

Si nosotros NO tratamos bien a nuestra MADRE TIERRA, ella NO tendrá capacidad para tratarnos bien a nosotros.

2- Respetar, amar y cuidar la vida no humana como son los animales, aves, peces, plantas, hongos, bacterias, microbios y virus.

Si no respetamos, amamos y cuidamos esas vidas, y ellas se acaban, también nos acabaremos los humanos. Somos todos engranajes diferentes de una misma máquina, entrelazados y necesarios entre sí.